Que cierto es este refrán, el efecto que da el cantar y la música en sí son liberadores, justamente de sentimientos y nos otorga la posibilidad de expresar emociones, circunstancias, pensamientos o ideas.
Apunta directamente al campo perceptivo de cada persona, entran en juego las sensaciones auditivas que, dicho sea de paso, este sentido tiene la peculiaridad de remitirnos a las más primarias experiencias de conciencia de un ser.
En un feto funcionan todos los sentidos, la boca ya tiene papilas gustativas y puede oler aunque el olfato es un sentido más sofisticado, la vista la experimentará hasta después de nacido.

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En una relación de pareja en la que los dos se sienten totalmente comprometidos, estables y con fuertes ganas de formalizar, cada momento importa.

● Importa la manera en que se conocieron, la circunstancia en que se encontraba cada uno y que, finalmente hubo una conexión entre los dos que hizo que por una elección personal de tomar la decisión de conservar la relación por más tiempo hasta que el
amor, la identificación, los gustos comunes, las expectativas de vida de cada uno, ayuden a tomar cada vez con más seriedad y compromiso la relación.

● Importan los esfuerzos de cada uno por tolerar o ceder a circunstancias de las cuales pocas veces se pueden tolerar de otras personas.

● Importa que cada uno tenga bien claro de qué pie cojea y que haya removido sus fantasmas como los celos o la necesidad de controlar a su pareja.

● Importa admitir que las personas que rodean a la pareja pueden ser una influencia positiva o negativa y lograr saber hacia dónde se dirigen.

● Importa que con frecuencia se haga un balance de las cosas positivas que cada uno ha construido por la relación y que esto puede pesar más que los errores cometidos o las circunstancias negativas.

● Importa reflexionar que en cada etapa hay cambios personales que ayudan a madurar y tener otra perspectiva de la vida y observar si la pareja va creciendo de manera semejante para esperar juntos un mejor futuro para ambos.

Tolerancia, amor y ceder elementos que importan para sostener una relación de la mejor manera posible y, tal vez, muy duradera.

En ocasiones sentimos que todo se ha venido abajo, vivimos con demasiadas presiones y muchas cosas por cumplir y de las que somos responsables, y podemos agregar las expectativas que tienen sobre de nosotros nuestros seres queridos o nosotros mismos.
Sabemos que el ritmo de vida de hoy es muy acelerado y, hay tantas cosas por hacer y tanta facilidad para conectarnos al mundo que en resumen nos faltan horas del día.

Más de una vez se nos antoja “tirar la toalla” especialmente si pasamos por conflictos personales que pueden perturbar nuestro equilibrio emocional y tal vez atropellar nuestra seguridad personal, que se da mucho en el ámbito laboral o tal vez podemos enfrentarnos con conflictos de pareja que no encontramos la salida para resolverlos, o tal vez una enfermedad delicada arremetió en contra de nuestra salud, para lo cual, nuestras defensas emocionales tienen que sacar toda su fuerza para mantenernos lo mejor disponibles al tratamiento por muy severo que sea.

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MITO UNO
La pareja nunca se pelea
Creemos que al formalizar una relación de pareja, especialmente por el gran amor que les rodea, no debe haber peleas ni conflicto pero esta es una verdad alterada, al contrario, hay que saber pelear para poder subsistir como pareja.

MITO DOS
Amor eterno
Al decidir formalizar una relación con alguien, damos por sentado que el amor perdurará por siempre y, al contrario, el amor debe construirse cada día y es un trabajo arduo.

MITO TRES
El miedo a perder
Estamos seguros de que no tenemos miedo de perder a la pareja, que hay deseo y que hay amor; pero tal vez los conflictos que surgen su origen más profundo es precisamente por ese miedo a perder a la pareja o perder el amor que le tenemos…

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Es muy interesante conocer a fondo el desarrollo psicológico en los niños, pues se mueven, por lo general, a través de sus fantasías y su mundo en realidad es pura imaginación.
La manera en que reaccionan al mundo exterior tiene que ver en gran medida con sus relaciones que van formando dentro de la familia, un bebé de meses responde a la sonrisa de su mamá, si ella le habla, él balbucea y almacenará en su memoria los sonidos, imágenes y sensaciones que va experimentando.
El niño de 1 a 3 años tiene una convivencia con los adultos más bien centrado en el control de esfínter, la madre tiene mucha expectativa en que el niño logre dejar el pañal y con facilidad saldrá un regaño si se ha mojado y aquí aparece en el niño la idea no solo de una madre tierna que lo alimentaba sino la que también le puede castigar.
Por otro lado al conquistar la disciplina del esfínter descubre también su poder debido al control neuromuscular, se vuelve gritón y a veces hasta agresivo o caprichoso, así que, es necesaria la educación y formación para una adecuada adaptación social.

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