Amo, amor, amor propio!

La violencia en la pareja puede incrementar sin darnos cuenta, con facilidad justificamos las reacciones agresivas o de muy baja tolerancia, otra actitud común es bloquearse y no saber qué hacer o cómo defenderse ante algo tan inesperado.

Lo que llama mucho la atención es esa manera de creer que el agredido es culpable porque está provocando al otro y que debió actuar de otra manera con tal de no despertar su furia, llegar a este punto es muy delicado pues se pierden de vista las dimensiones del agresor y se asume la culpa, estaríamos hablando entonces de un desequilibrio emocional extremo en el afectado.

Quien ejerce la violencia al parecer no tiene amor propio y busca que su pareja pague por ello, perdió su amor propio pues la mirada de quienes estuvieron a su lado en su desarrollo y crecimiento, tal vez fue cargada de desaprobación y/o de rechazo, así que, es probable que siempre viva con ese rencor que lo representarán las personas con quien convive.

El agredido, tal vez, también carece de amor propio y el asunto vendría de una mirada de quienes estuvieron a su lado en su desarrollo y crecimiento, tal vez cargada de un “no puedes o no vales”.

Lo anterior no es una regla pero puede ser una posibilidad de la manera en que algunas personas tienden a reaccionar.

Por eso hay que tener amor… Amor propio!

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