A la espera de un hijo

Cuando se está en la espera de un hijo, los nueve meses de gestación nos provocan un poco a detener el tiempo y recapacitar en la expectativa del nuevo ser que viene en camino y, desde buscar el nombre, el lugar donde va a dormir y el hospital en que va a nacer son detalles importantes que rodearán y marcarán al nuevo sujeto.

Sin darnos cuenta y es más notorio cuando nace el pequeño salen a la luz formas e ideas absolutas de cómo educar y forjar a nuestro hijo, el padre tiene sus propias ideas y la madre otras igual o totalmente diferentes y, ahí es donde empiezan los conflictos más serios de la pareja, para el padre aunque no podemos generalizar pero suele ser más cómodo retirarse en la discusión y dejar al cargo de la formación de los hijos a la mamá. Sin embargo sus expectativas ahí están y hará lo propio en los momentos oportunos para él y logra hacer presencia en la formación del hijo como la figura paterna.

La madre, por lo general, goza de todo el campo para formar y educar a su hijo a su voluntad, bueno es un decir pues está sumamente influenciada por su propia madre, así que, le viene un legado de ideas y pensamientos desde su madre, su abuela y así podemos seguir con la cadena de herencia de costumbres e ideas de cómo cada familia
entiende y ve la vida y de cómo debe conducirse ante ella.
Por lo que, ese sujeto que hoy somos tiene una carga de las expectativas no solo de nuestros padres, sino en forma ascendente de un modelo de educación que tal vez lo podemos seguir a través de nuestro apellido.

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