Es momento de profundizar desde la perspectiva psicológica este refrán, al fin es muy común escuchar la necesidad de empezar el día muy temprano.
La expresión coloquial de madrugar puede tener una doble acepción: levantarse al amanecer o anticiparse a las cosas. Una persona que por costumbre se levanta al amanecer por convicción propia y no por obligación, muy probablemente busca en el fondo ganarle al tiempo con todas sus actividades programadas en el día, pero hay también casos en que las personas no logran conciliar el sueño pasado el amanecer y, me hace pensar, que se les dificulta soltarse de las cosas y las circunstancias, que, en lo general, se sienten responsables hasta de las circunstancias donde no son responsables, están listos y a la expectativa para lo que venga…aunque sea un día de descanso.
¿De dónde vendrá esta posición de alerta?
Es como querer ganarle al tiempo. Poder “cumplir” más cosas de las programadas, anticiparse también y, el punto es una cierta sensación de prisa persistente, pensar en un futuro que nunca llega, es aumentar de poco a poco el estrés diario con esta posición, cuando al final, es casi imposible, ganarle al tiempo, es difícil amanecer más temprano, caemos en una carrera interminable que hace pasar por alto nuestro presente, pensando todo el tiempo en que el futuro…algún día llegará.
